Aunque los árboles de plástico nos proporcionan una alternativa, todavía mucha gente adorna su casa en navidad con abetos naturales, pero no tenemos que olvidar que son seres vivos y no un artículo de decoración. Si queremos que supere esta época, será importante que tenga mucha raíz, que esté en una maceta grande y que pueda drenar el agua. Lo decoraremos sin demasiados ornamentos, para que las ramas no sufran e intentaremos que el calor donde está ubicado no sea excesivo.
El abeto pertenece a la familia de las coníferas, que la forman cincuenta y cinco especies. El abeto Cáucaso, el noble y el abeto balsámico son los árboles de navidad más utilizados.
Después de la época navideña, sí contamos con un espacio como un jardín, balcón o terraza lo podremos plantar. Si no tenemos espacio exterior suficiente, nos informaremos de posibles viveros que acepten donaciones o puntos de recogida que habilitan los ayuntamientos para su correcto reciclado.
Lo podaremos antes y después del trasplante, para que tenga una mayor densidad. Lo ubicaremos en una zona soleada, con un suelo suelto, evitando los arenosos, secos y compactos. Necesitará un sustrato rico y fresco. Le gusta el ambiente húmedo, así que regaremos con abundancia, reduciendo la cantidad con el paso del tiempo. Le vendrá bien una zona donde la temperatura sea entre fría y templada sin que tenga grandes variaciones. Lo que peor lleva, es la sequedad ambiental.
Si con el calor de casa el abeto se ha terminado por secar, lo podremos utilizar para el compostaje.