Se acerca la festividad de Halloween y la calabaza es el símbolo por excelencia de este día. Conozcamos como cultivarla.
Esta hortaliza pertenece a la familia de las cucurbitáceas y además de adorno festivo, sirve para hacer exquisitas tartas, flanes, panes, sopas… Es rica en vitaminas (A, B, C y D) y minerales (potasio, hierro…), ayuda a la visión y la cicatrización y gracias a su alto contenido en agua es muy diurética y depurativa. Su contenido en grasa es muy bajo y previene el estreñimiento. Su cultivo es muy sencillo y cómodo.
Sembraremos las semillas (obtenidas de otras calabazas o compradas) a partir del mes de marzo o abril, cuando ya no haya riesgo de heladas y el suelo se haya calentado, para así poder cosecharlas en septiembre. Se recomienda dejar las semillas a remojo un día antes. Lo haremos mediante la siembra directa o en semilleros, dependiendo del clima de nuestra zona. Si en la época de siembra todavía tenemos temperaturas bajas lo haremos en semilleros, trasplantándolas cuando midan unos 15 cm.
A la hora de cultivarlo, tenemos que tener en cuenta que es una hortaliza que necesita mucho espacio para su crecimiento, ya que es una planta rastrera, y dejaremos una distancia entre cada planta de 1 a 2 metros.
Si estamos pensando en cultivarlas en maceta, solo podremos hacerlo con variedades enanas y eligiendo una que tenga una profundidad mínima de 40 centímetros. Como es una planta invasora, se expande hacia arriba y deberemos evitarlo podándolo. Al cortar el fruto, deberemos de dejar un trozo de tallo de unos 5 centímetros. Podremos almacenarlos en lugar fresco y seco, donde pueda estar entre 12 y 20 grados.
La calabaza no requiere un suelo de mucha calidad, se adapta con facilidad al terreno. La col, lechugas, maíz, acelgas o tomate son algunos de sus cultivos compatibles y combinándolas, aportaremos nutrientes al suelo que beneficiaran a todas las plantas.
Su riego es más exigente, ya que deben ser frecuentes y se debe mantener una humedad constante pero sin encharcar el terreno para evitar que las raíces se estropeen. Necesitan muchas horas de luz y en ambiente idóneo con temperaturas entre 20 y 30 grados. Durante el crecimiento, iremos cortando las ramas para que el fruto aproveche los nutrientes. Podremos ver los primeros frutos a los tres meses.
Algunas de las plagas más frecuentes a prevenir o combatir son el mildiu, oídio, pulgón, araña roja o mosca blanca. Los preparados ecológicos y las plantas aromáticas ayudaran a ahuyentar los insectos.
Teniendo en cuenta todo esto, seguro que tendremos unas calabazas estupendas para el próximo Halloween.