El buen mantenimiento de un pulverizador de presión previa o presión retenida (mochila) es esencial para que tenga una larga y funcional vida. A continuación te facilitaremos unas pautas o consejos para que así sea.
Será primordial despresurizar, vaciar y limpiar con agua el pulverizador después de cada uso. Si vemos que la boquilla se ha obstruido, simplemente deberemos de limpiarla con agua, sin utilizar ningún objeto metálico. En caso de taponamiento, haremos lo mismo con el filtro de la maneta. Aplicar un poco de aceite o grasa en las juntas y partes en movimiento ayudará a su óptimo funcionamiento.
En caso de que nuestra manilla esté agarrotada o el filtro sucio, soltaremos la empuñadura y extraeremos el filtro tirando hacia fuera, de este modo podremos limpiarlo, engrasar las juntas y volver a montarlo.
Para su correcta conservación, es importante mantenerlo entre 5 y 30 grados y almacenarlo previniéndolo de heladas y grandes calores.
Para que nuestras aplicaciones sean eficaces y eficientes y no malgastemos ni producto ni lo invertido, deberemos de respetar siempre las prescripciones y dosis recomendadas por el fabricante.
Por último, insistimos en la importancia de tener siempre en cuentas las normas de seguridad:
- No comer, beber o fumar durante la manipulación de los tratamientos.
- No pulverizar agroquímicos sobre personas, animales (excepto modelos específicos – Teat Sprayer) ni instalaciones eléctricas.
- No aplicar tratamientos con fuerte viento o calor.
- No verter residuos cerca de cursos de agua o pozos que vayan a ser para el consumo humano o animal.
Utilizaremos siempre un equipo de protección adecuado (máscara, gafas, guantes…) para evitar el contacto con la piel, boca y ojos.
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