Esta enfermedad está causada por un hongo, y es una de las más extendidas. Es fácil de identificar, debido a que sus síntomas son muy característicos.
Son numerosas las plantas tanto de jardín como de huerta que pueden sufrirla, especialmente en primavera y otoño, cuando las condiciones son de alta humedad y temperaturas cálidas (noches frescas seguidas por días cálidos). El frío excesivo y temperaturas demasiado altas detienen su desarrollo.
FACTORES
- Abonos excesivamente cargados de nitrógeno
- Condiciones de poca luz
- Exceso de humedad ambiental
- Mal drenaje del suelo
- Mala aireación de las plantas
- Exceso de maleza en los alrededores de las plantas
- Abuso de tratamientos químicos
La mayoría de las veces suele ser una combinación de estos factores la que favorece su aparición, por lo que debemos tener todos ellos en cuenta.
SÍNTOMAS
- La parte superior de las hojas se cubren por una capa algodonosa de color cenizo o gris claro o blanquecino. Inicialmente esta capa es de forma redondeada y en fases más avanzadas cubren las hojas por completo.
- En fases más avanzadas también pueden verse afectados brotes y frutos, presentando manchas de aspecto similar a las descritas en las hojas.
- A medida que avanza el ataque las hojas van adquiriendo una coloración amarilla, retorciéndose, enrollándose y llegando finalmente a secarse.
- Aunque el hongo se manifiesta inicialmente en plantas aisladas, en caso de que no se tomen las medidas adecuadas, puede llegar a extenderse con facilidad por todo el resto de plantas.
- En casos avanzados la planta se seca, defolia por completo y muere.
CONTROL
Aunque lo más importante es la prevención para evitar la aparición de este hongo, no siempre es posible lograrlo. En este caso se debe actuar cuanto antes para aumentar las posibilidades de éxito del tratamiento. Estas recomendaciones pueden ser de gran ayuda para minimizar los daños que sufridos en nuestras plantas:
- Deben eliminarse las partes de las plantas afectadas y en caso de ser necesario, las plantas enteras.
- Desinfectar bien las herramientas utilizadas durante el proceso, para evitar propagar la enfermedad entre otras plantas.
- Pulverizar polvos minerales con acción fungicida, por ejemplo azufre o cobre.
- Aplicaciones con preparados vegetales como el purín o decocción de Cola de Caballo (Equisetum hyemale) o purín de Salvia (Salvia officinalis).
- El oídio es un hongo que se encuentra en la parte exterior de las plantas, por lo que un fungicida de contacto utilizado con fines curativos puede dar buenos resultados. De todas formas, es más recomendable recurrir a fungicidas sistémicos.
- Antes de recurrir a estos métodos hay que valorar hasta qué punto es necesario o no actuar. Por ejemplo, un ataque de oídio en la parte final de la temporada puede no ser necesario que se trate, pues las hojas ya han cumplido su función y en breve caerán por sí solas.