Para octubre, las temperaturas ya han bajado considerablemente y deberemos de estar atentos al clima, podrían producirse las primeras heladas. Llevaremos a cabo los riegos teniendo en cuenta las lluvias, ya que podrían comenzar a ser copiosas.
Si detectas alguna de estas situaciones: las hojas se amarillentan y caen, la planta se marchita, no crecen nuevos brotes o el suelo se vuelve verdoso por la presencia de musgo, son síntomas de exceso de agua en el huerto. En estos casos dejaremos que se evapore el agua, ayudando en el drenaje a las plantas y hortalizas, por ejemplo, añadiendo más materia orgánica.
Terminaremos de retirar los cultivos no productivos del verano, dejando huecos libres y preparando estos espacios para el trasplante de los cultivos de otoño e invierno. Sera importante mantener rotaciones que aprovechen los nutrientes y eviten las plagas al repetir los cultivos. Por ejemplo, tras un cultivo de hoja (lechugas, escarolas…) será conveniente plantar cultivos de raíz (ajos, cebollas, puerros…).
El descenso de las temperaturas disminuye la cantidad de insectos, pero tendremos que tener especial cuidado con los posibles hongos que puedan crearse a raíz del exceso de lluvias.
Protegeremos las raíces de los frutales ante las posibles heladas y será momento de aportarles abonos como el compost o el humus. Las hojas que caerán en esta estación las recolectaremos para añadir a la compostadora.
En esta época, podremos sembrar habas, espinacas, puerros, guisantes, acelgas, ajos…y recoger los últimos tomates y pimientos, alubias, maíz…